Revista Cubana de Ciencias Forestales. 2018; septiembre-diciembre, 6(3): 257-259
Los recursos forestales y el aprovechamiento turístico
Forest resources and tourism use
Yudemir Cruz Pérez1
1Ingeniero Forestal. Doctora en Ciencias Forestales. Profesora Titular. Facultad de Turismo, Universidad de La Habana, Cuba.
Los recursos forestales representan hoy día uno de los recursos naturales «potencialmente» renovables más polivalentes del planeta, dada la gama de productos que de ellos pueden obtenerse para suplir necesidades básicas de otros organismos vivos, así como, ser satisfactores de las ilimitadas carencias y deseos de la sociedad humana.
De aquí que, en el contexto académico y científico mundial, el patrimonio forestal sea considerado como una riqueza capaz de generar bienes y servicios expresados en surtidos que pueden ser tipificados por su naturaleza en maderables y no maderables; o según el nivel de intervención humana para su obtención, en primarios y secundarios. En definitiva, lo más importante radica en que los bosques sirven de base al desarrollo de los territorios y contribuyen a la definición de una «vocación» para estos.
De este modo, y dada la estrecha relación de la sociedad con los bosques, se manifiesta per se, en la mayoría de los seres humanos, el interés de interactuar (de forma pasiva y/o activa) con elementos integrantes de los recursos forestales, especialmente a través de actividades que no constituyan rutinas laborales. Es en este tipo de uso donde se realiza el aprovechamiento de un servicio forestal no maderable primario: el turismo.
El aprovechamiento turístico de los bosques y todo su potencial, parte de la disposición de esos recursos en atractivos, lo que significa que los elementos (uno o varios) posean rasgos esenciales que generan un interés en las personas, capaz de hacer que se trasladen desde sus lugares de residencia al sitio donde se localicen estos; aspecto muy conocido en las disciplinas turísticas como «centralidad1» del recurso o territorio. El logro de esa centralidad será dado por lo autóctono, único, original e incluso raro, de los elementos forestales que se configuren como atractivos, así como, del conocimiento e idea que se tenga de ellos.
En el utilización turística de los bosques median múltiples factores que pueden favorecer o no la actividad, entre los que se destacan el tipo de propiedad (pública o privada), la capacidad de carga del sitio forestal, específicamente basada en la resiliencia del ecosistema para evitar perjuicios definitivos, así como las circunstancias integrales de peligro o riesgos que el lugar provee a los visitantes, y la evolución de los recursos forestales hacia productos turísticos susceptibles de ser ofertados y comercializados.
Entre las principales prácticas turísticas en ecosistemas forestales a nivel mundial, se acumula una vasta experiencia en áreas protegidas, donde la restricción de uso del espacio geográfico se da por alguna singularidad o situación especial en la flora, la fauna o el biotopo en general; y por tanto, es clasificado ese sitio dentro de alguna categoría, misma que se convierten por sí mismas en «marcas» capaces de generar interés, y así flujos turísticos.
Sin embargo, sólo un 12,7 % de la superficie terrestre está protegida, lo que hace que la mayoría de los recursos forestales se sitúen en espacios no protegidos, y en el aprovechamiento turístico no pueda controlarse aspectos tan significativos como la capacidad de carga, tanto física y real, como efectiva, y en el manejo que se haga, entonces, se desconozca el impacto real y potencial del turismo sobre el ecosistema.
Los recursos forestales se han establecido como uno de los principales para desarrollar el turismo, tanto es así, que se identifica un número importante de productos y formas de hacer turismo donde el aprovechamiento del medio forestal, sus especies vegetales y animales, así como el ecosistema en su conjunto, facilitan la estructuración de ofertas que satisfacen disímiles mercados.
Entre los productos más notorios y vendidos del medio forestal, se reconocen los senderos, tanto para la contemplación de la biodiversidad y del paisaje, como el desarrollo de prácticas que conlleven a la elevación de la cultura medioambiental. Así, el uso será tan diverso, como motivaciones se identifiquen en los visitantes, entre los que pueden mencionarse los recreativos, culturales y científicos.
El empleo recreativo resulta uno de los más complejos, dado el nivel de percepción y expectativa de los visitantes con los recursos del bosque; sin embargo, el consumo de los aspectos culturales del espacio natural y lo producido por el hombre en este, facilita la gestión turística de estos sitios. De igual forma, el interés científico resulta en un turista y un turismo más especializado, y donde se podrá innovarse mucho en los productos que lleguen a ser ofrecidos.
En dependencia del grado de interacción del turista con los recursos, podrán conformarse ofertas con actividades más «duras» o activas que contribuyan a atender tendencias contemporáneas del aprovechamiento del medio natural; de lo que se trata con el «endurecimiento» de estas acciones es lograr un intercambio intenso entre el consumidor y los valores del bosque, en aras de una mayor responsabilidad para con estos, a través del fomento de valores éticos y estéticos.
La actividad turística, en definitiva, puede erigirse, como una actividad socioeconómica-espacial viable en muchos lugares para valorizar los recursos forestales, incluso más que la explotación de su madera. En países en vías de desarrollo y economías emergentes, resulta mucho más importante, dada las oportunidades comerciales y financieras que pueden generar para la producción, protección y conservación de los recursos forestales.
Aunque el turismo puede resultar una alternativa adecuada, es incuestionable que se puede manifestar un «efecto rebote» sobre el espacio geográfico, dado el impacto que el mismo genera por el consiguiente deterioro de los ecótopos forestales. De este modo, la única vía adecuada para el logro del aprovechamiento turístico de los recursos forestales duradero y responsable es la sostenibilidad.
1Centralidad: criterio que hace referencia a la capacidad del territorio para motivar el desplazamiento de personas hacia sí.
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